La Gazzetta dello Sport hablaba ayer de “suicidio”, después de ver cómo el Inter –innegable favorito de la eliminatoria-, se estrellaba contra un Schalke 04 sin Huntelaar y Annan por lesión, y sin el yugo conservador de Magath. Los de Gelsenkirchen habían sido enterrados desde mucho antes de que se sortearan los cuartos de final de Champions League, y casi nadie les daba opciones de pasar a “semis”. Solo se hablaba del Real Madrid - Tottenham en la previa. Quizá ese favoritismo fuera lo que subestimó al equipo alemán para acabar endosando un apabullante 2-5 al campeón.
Pero el partido dejó varias conclusiones en lo referente al Inter. A corto plazo, Leonardo tiene que tratar de resolver los problemas defensivos del equipo. Contra el Schalke no jugó Lucio. Chivu-Ranocchia fue la pareja de centrales, esperpéntica hasta el final. Estuvieron mal los dos, pero los focos de atención se fijaron en Ranocchia. Personalmente y después de ver su buen rendimiento en el Bari junto a Bonucci el año pasado, me entusiasmó su fichaje por la squadra nerazzurra. Por fin jugaría en un grande. El Derby contra el Milan fue una prueba de fuego para él, y falló. Contra el Schalke volvió a fallar, lo que hizo que a más de uno –me incluyo- le entrasen dudas sobre si es o no central de equipo grande. Pero no hay que olvidar que Ranocchia tiene 23 años y mucho margen de mejora aún.
A largo plazo, la derrota contra Schalke dejó patente la necesidad de empezar un nuevo proyecto. Moratti destituyó a Benitez y contrató a Leonardo en busca de soluciones a corto y medio plazo. Con ello consiguió levantar grandes espectativas que, como se ha visto, no correspondían al potencial real del equipo. Eto’o ya había advertido de esto cuando dijo que “la única diferencia es que ahora en el banquillo se sienta Leonardo en vez de Benítez”. La derrota por 3-0 en el Derby de la Madonina difuminó todo el humo que se le había vendido a la afición, y demostró que el Inter había estado viviendo una utopía todo este tiempo. La victoria frente al Bayern en el Allianz, y la consiguiente clasificación para cuartos de final de Champions solo formaban parte de una quimera demasiado realista. En Italia se habla ya de “final de ciclo”. Mientras, los tiffosi piden la vuelta de Mourinho.