21.2.11

La Sampdoria, un equipo a la deriva

Hace poco más de 9 meses, la Sampdoria luchaba con Milan y Palermo por el tercer puesto de la Serie A. Aquel equipo se atrevió a plantar cara a los grandes de Italia y tuvo el valor de hacerse con la 4ª posición que le acreditaba a jugar la ronda clasificatoria para la Champions League. En esa temporada, jugar en el Luigi Ferraris era más que un reto para cualquier rival que lo visitaba. Nadie fue capaz de llevarse los 3 puntos de allí en toda la temporada. Pazzini había encontrado en Cassano el socio perfecto y, juntos, ocultaron a base de goles las limitaciones de una plantilla que no brillaba por su calidad precisamente.  

Este año las cosas han cambiado, y mucho. La Samp suma ya 3 derrotas en su feudo y no es ni siquiera el espectro de lo que fue la campaña anterior. Empezó la temporada prácticamente con el mismo equipo que el año pasado, manteniendo a Cassano y Pazzini arriba, eso era lo importante. El equipo seguía haciendo goles gracias a ellos dos, hasta que Riccardo Garrone, presidente del club, decidió apartar a talentino del equipo debido a otra de las famosas cassanatas del delantero. Hasta ese momento (24 de Octubre de 2010), la dupla Pazzini-Cassano acumulaba ya 13 goles en 8 partidos de liga y 5 de competiciones europeas.

Sin Cassano, Pazzini se vio obligado a asumir la responsabilidad goleadora de una Sampdoria que había venido viviendo especialmente de los goles de ellos dos. En los 5 partidos posteriores al último de Cassano (Inter-Sampdoria, jornada 7), el equipo solo fue capaz de marcar 1 gol al Cesena. A raíz del mal juego y de los resultados “post-Cassano”, los cimientos blucerchiati comenzaron a temblar, y todo el mundo se aferró a Pazzini como única solución a la sequía goleadora. Él era el único rayo de luz en medio de una Sampdoria llena de sombras. 

Llegó el mercado invernal y Cassano se marchó al Milan. También hizo las maletas Pazzini rumbo al Inter (13 millones de euros + Biabiany), propiciado por la falta de ambición de una Sampdoria que poco a poco se ha ido reduciendo a escombros. La alternativa que se buscó entonces fue Macheda. En el Man U no dispuso de minutos suficientes como para crecer, por lo que su salida en calidad de cedido satisfizo a todos. Más tarde se le uniría Maccarone, más de lo mismo. En el Palermo, a la sombra de Miccoli, no disfrutó de minutos, así que marcharse  no parecía ser una mala opción.

En los últimos 6 partidos, la Sampdoria solo ha sido capaz de abrir la lata en uno de ellos y, hasta la fecha, los números de Macheda, Maccarone y Biabiany en la Sampdoria no parecen ser nada alentadores: entre los tres únicamente suman un gol, logrado por Maccarone. En cierto modo, la Samp ha firmado a tres jugadores con falta de rodaje y goles para suplir a una de las mejores delanteras blucerchiati  en los últimos años. Es difícil que una bicicleta, sin estar engrasada, eche a andar.

Dos victorias en los últimos 10 partidos de liga no son buenos resultados para ningún equipo. Hace tiempo que se cerró una etapa de gloria en el Luigi Ferraris para dejar paso a un período de oscuridad en el que la Sampdoria navega a la deriva en busca de algo en lo que volver a creer.

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